viernes, 26 de enero de 2007

Descubrimiento

Dije que sus ojos están en permanente discordia con sus labios. Dije que sólo cuando no se siente observado su sonrisa y su mirada expresan lo mismo sin contradicción.
Lo dije y es cierto.
Pero hoy he descubierto otra forma de ver ese raro fenómeno.
Yo salía del colegio, camino a casa, bien arrebujada en mi abrigo negro, de cara al viento helado, con la nariz enrojecida por el frío seco de Castilla, cuando noté un repentino calor en la nuca.
Miré hacia atrás, asustada.
Qué tontería.
Sólo era él, que me estaba observando fijamente. Tal vez su boca estuviera torcida en un rictus amargo. Tal vez. Pero yo sólo podía ver sus ojos, puesto que sus labios y nariz habían desaparecido, ocultos por su bufanda.
Por encima de la lana me escudriñaban sus ojos, intensamente. El tímido sol de Enero daba de pleno en ellos, convirtiendo sus pupilas en diminutas puntas de alfiler. El verde tierra de su iris captaba destellos amarillentos. Cuando nuestros ojos se cruzaron se me antojó la palabra complicidad.
Y yo juraría que él sonreía.

jueves, 25 de enero de 2007

Su secreto

Hay quien dice que él es duro en su mirada, que su sonrisa no sabe sino herir. Otros, en cambio, disfrutamos de las contradicciones de su rostro. Y yo sé su secreto.
Sólo yo sé que su rostro es el cruel escenario de una guerra.
Sus ojos, sus labios... Mantienen un duelo a muerte desde que nació. Cada uno de ellos domina el Norte o el Sur de su propia geografía. Se escudan tras la cordillera de su nariz aguileña, y esgrimen sus armas, con la esperanza de que algún día terminen por aniquilarse y no sufran ya dolor.
Sonrisas y miradas bailan un amargo ballet, porque saben que su danza no es posible. Son los soldados de a pie de ojos y labios. Pero no son felices.
No.
Envidian a Cenicienta, que pudo hasta las 12 disfrutar. Ellas no, no pueden. Imposible bailar, imposible.
En su rostro se observa una eterna contradicción. Sus ojos fríos no pueden disimular la calidez de su sonrisa. Su sonrisa amarga se dulcifica en sus ojos.
Y, sin embargo, su mirada y su sonrisa se han enamorado. En secreto, cuando nadie mira su rostro, ellas se reúnen juntas. Quieren tener muchos hijos, quieren tener hermosas facciones que hagan del rostro en el que se aman el más bello del universo...

miércoles, 24 de enero de 2007

Destruye tus ojos

Tus ojos no ven,
tu corazón no siente.
Tus ojos leen tu esquela
y tú te alegras.
Tus ojos desafían al sol
y eres quién se quema.
Tus ojos no lo ven
de color de rosa.
Tus ojos muerden tus párpados
y los mutilan sin piedad.
Tus ojos son más de lo que tú serás
en tu vida,
se llevan todas las glorias
de tu personalidad.
Odian cuando tú quieres querer,
quieren cuando tú quieres odiar.
Tienen lentillas fans,
gafas enamoraditas,
películas autocensuradas,
libros en orgasmo tántrico,
panfletos yendo al psiquiatra,
escáneres de retina abiertos,
algún que otro oculista fascinado.
Ellos buscan tus ojos,
no tu corazón.
No te quieren a ti, sino a tus ojos.
No son verdes, el verde es en ellos.
No miran, dejan que les veas.
No se cierran nunca.
Ellos y tus lágrimas
son amantes de ocasión.
Van a volverte loco,
ojo por ojo es suficiente
los diente por diente
no son para ti.
no eres sin tus ojos.
Tus ojos serían más sin ti.
No sigas su juego.
Destruye tus ojos
mirándote a un espejo.

Escribo esto inspirada por los ojos de un chico... Unos ojos verdes, magnéticos, con un encanto extraño, muy extraño que te atrae sin remedio... Seguiré comentando más acerca de ellos.
Me fascinan.

lunes, 15 de enero de 2007

¿Te pongo unas mechas?

Sí amigos, sí. Hablemos de las peluqueras, esa terrible especie cruel y de alma malvada que convive entre nosotros día a día... (ti-to-ta-ti-to-tí, música de Cuarto Milenio)
Ellas tienen el poder de hundirte en la miseria -si deciden que "cortarte las puntas, para sanearte el pelo, cariño" consiste en pegarte un tijeretazo de padre y muy señor mío, que te chafan en un segundo la labor de estar atiborrándote a fruta y verdura (sin Knorr Vie ni mariconadas de ésas) para que el pelo te crezca más rápido -y poder lucir así una melena gata-salvaje, miau. Y es que ellas tienen un sistema métrico más raro que las putas pulgadas inglesas. Para ellas, "las puntas" son "despídete de tu hasta entonces larguísima melena, y entérate de que disfruto con ello, mwahahahah", y "un par de dedos" lo son... pero en sentido vertical. Serán zorras...
Además tienen una obsesión enfermiza con las mechas, ese diabólico invento que usan para hacerte esclava de sus tintes y potingües, seguramente hechos con grasa de niño, barba de House y pelo de sobaco de gallina diabética -a lo Jean-Baptiste Grenouille, vaya- a juzgar por el hedor que despiden. Y están obsesionadas con que las mechas sean rubias, para mí que se perdieron el capítulo de Barrio Sésamo de los colores, y se quedaron atascadas en el amarillo. O eso, o están obsesionadas con el Yélou submarín de los Bítels.
El otro día, reprimiendo un terrible espanto y pavor, acudí a someterme a una de sus sesiones de tortura -que esa es otra, porque todas las putadas que encajas en una peluquería son porque tú quieres- porque quería ponerme unas mechas de colores fuertes.
Horror.
Fue decir esa palabra maldita y cayó un trueno, el cielo se partió en dos, las estatuas de la Virgen lloraron sangre -pillamos la escenita, ¿no?- Vamos, que a la mujer se la encendió una lucecilla satánica en la mirada mientras estudiaba con una voracidad mal disimulada las múltiples posibilidades de tortura que la melena rizada hasta media espalda de una servidora le ofrecía.
(Tragué dos océanos de saliva)
Me ofreció sentarme en un sillón -mi mente se lo imaginó con correas, pinchos y electrodos a lo silla eléctrica genuina made in USA- mientras ella "preparaba el tinte" Cogí una revista de cotilleo, para intentar no pensar en mis inminentes desgracias. Lamenté no haberle pedido una estampita de San Antón a mi abuela o algo así. Toda mi vida pasó ante mis ojos en un segundo. Comencé a escribir testamento -legando mis posesiones íntegras al coro de traqueotomizados de León- en la suela de mi zapato... cuando mi verdugo llegó.
Traía un cuenco que, por no perder la tradición, olía a mierda en potencia. El mejunje que contenía era azul bilioso, viscoso como la mayonesa -¿mayonesa en el pelo? ¡mamá, miedo!- Dijo que mi base era oscura, así que tenía que aplicarme un "decolorante, nada fuerte, no te preocupes" Asentí. Y me preocupé.
La muy hija de puta mintió como una bellaca. Me dejó unas cuantas mechas de color rubio oxigenado, ese color que tanto detesto si es artificial. Pero no me dejó protestar. Me puso un plástico al cuello y comenzó a aplicar tinte con la alegría del niño que quema hormiguitas con una lupa. Yo veía un violeta intenso y azul -por lo menos respetó los colores que yo quería- y también los churretones que, en su éxtasis, dejaba en mi frente. Así que me quedé azul como un pitufo mientras ella -será vaga- me pedía que contase un cuarto de hora para que se absorbiera el tinte (que parecía témpera)
Conté los minutos, lentos como los del reo a muerte que espera que se cumpla su sentencia. Y ella vino de nuevo, sonriente pero menos -la prohibí cortarme el pelo, y con ello la privé de su más macabro hobby, asesinar melenas- Me lavó el pelo para quitarme los restos de tinte con un agua más caliente que un tío después de ver El Bar Coyote. Me escaldó como un pollo, vaya.
Luego, con la cabeza al rojo vivo, me condujo al sillón maldito donde te peinan. Allí, medio bizqueando por el maldito foco enchufando directamente a mis pupilas, repetí por 567ª vez QUE NO, COJONES, NO QUIERO QUE ME ALISES EL PELO AUNQUE LO TENGA RIZADO, ¿TAN DIFÍCIL ES ESO DE ENTENDER? LISO CACA, NO ME GUSTA ¡NO-TE-ATREVAS-A-ALISÁRMELO, MALDITA-FAN-DE-JENNIFER-ANNISTON!
Uf, qué a gusto me he quedado. La mujer pareció entender, pero aún insistió una última vez -en cuanto me saqué el Kalashnikov de la mochila lo captó, es que soy la mar de persuasiva- Al final me dejó mi pelo como es, rizado natural, y vi que las mechas no me habían quedado nada mal, tan cantosas como yo quería. Aquí podéis ver el flequillo, que es violeta. Luego tengo otras de color azul eléctrico (¡zas!)
... Vale, me he pasado un poco. En el fondo no son tan malas, perversas y/o sádicas... 3 millones de euros invertidos en psicólogos debido a sus "ocasionales" chapuzas -serán zorras- no está mal... Pero que nada mal...

martes, 9 de enero de 2007

Enigma biológico

¿La esterilidad es hereditaria?
Se aceptan teorías de todo tipo.

viernes, 5 de enero de 2007

Adictos al chiste fácil... enhorabuena

Acabo de leer en El Semanal TV que cada viernes adjunta El Norte de Castilla que la Sexta prepara un nuevo programa que tratará sobre sexo -je, je- llamado Alessandra sólo sexo (original un rato largo, sí señor)
Parafraseando a Lorena Berdún, la conductora de este nuevo espacio será también una mujer, llamada (atentos, que no tiene desperdicio): Alessandra Rampolla.
Hombre, por favor... Ya son ganas... Esto es como una putada (y nunca mejor dicho tratándose de programas de este tipo) pero sin el como...
Ocurre algo similar al caso de la señorita Rampolla cuando un padre, de apellido Turbado, le pone a su hijo Tomás. La pobre criaturita pasa a llamarse Tomás Turbado, ante el consiguiente recochineo de sus compañeros de clase y hasta del mismísimo profesor:
-García, Juan.
-¡Presente!
-López, Miguel.
-¡Presente!
-Tomás Turbado.
-Profe, ¿por qué cuando pasa lista, a los otros niños les llama primero por su apellido y a mí no?
Tomás Turbado, o se calla o le pongo un parte!
-Pero, profe...
-¡Cállese o le ordeno a su compañero Armando Casas que haga sonetos satíricos con su nombre y primer apellido!
Pobre chaval. Candidato con todos los cupones y notario comprao' a ser víctima de bullying. Por éstas...